
Por Gabriel Romanelli
Ahora que se va a empezar a sentir la situación del aislamiento social y obligatorio (para el que lo está respetando correctamente, claro está), algunas recomendaciones o sugerencias:
– tener mínimamente un orden o una rutina: relacionadas con las comidas, con el aseo y con el sueño. No es necesariamente estricto compartimentar en horas específicas las situaciones pero sí dentro de un margen de tiempo.
– hacer ejercicio, moverse: esto es importante. No es hacer una rutina de crossfit necesariamente. Alcanza con moverse, bailar, caminar de punta a punta en el lugar en el que estés (aunque suene absurdo), hacer yoga. Ya sea a la mañana o a la tarde (no es recomendable por la noche si es un ejercicio intenso). Si habitualmente no hacemos ejercicio en lo cotidiano, recordar que gastamos energía al ir a trabajar, estudiar, viajar, poner el foco en alguna actividad, etc y actualmente eso no lo estamos llevando a cabo.
– evitar la sobreinformación y la desinformación: no estar todo el tiempo mirando las noticias o compartiendo información que no sea de los canales oficiales de divulgación. Ver o escuchar las noticias en este contexto y más si estamos ansiosxs, nerviosxs o angustiadxs resulta complicado para nuestro mínimo bienestar emocional. Lo ideal sería consumir los medios de comunicación en un determinado momento u hora específica pero puede ser complejo mantener ese ritmo. Sí es importante en los momentos de menor ansiedad o angustia (cada unx sabrá mínimamente cuán ansiosxs se encuentran).
– utilizar los dispositivos móviles con moderación: esto es lo más difícil dado el uso que solemos hacer de ellos. El uso casi alienante nos distrae, nos desconcentra y nos perturba. Utilizarlos entablando vínculo con otros (chatear, videollamadas, etc.) o desarrollando una acción específica (juegos, ver series o películas, etc).
– evitar el comer o beber fuera de horas: otro punto muy difícil. Al comer o beber sin hambre, sed o deseo, reforzamos la ansiedad y tendemos a repetir esta conducta a futuro. Lo mismo que tomar bebidas estimulantes como el café (sobre todo en horarios nocturnos) o depresoras del sistema nervioso como el alcohol. Lo ideal sería elegir un momento del día para su consumo y no a cualquier hora.
– preservar el sueño: la mejor forma de conciliar el sueño es mantener un hábito. Los ritmos circadianos de sueño-vigilia regulan los procesos físicos, mentales y conductuales en relación con la luz y la oscuridad del dia. Moverse de día y descansar de noche sería lo más aconsejable. Para preservar determinada higiene del sueño: tratar de dormir en un horario regular, condiciones ambientales de luz, temperatura y silencio propicias y por sobre todo no llevarse el celular a la cama. Poder «desconectarse» es sumamente necesario para tender a un sueño reparador. Dejar el celular o dispositivos lo más lejos de la habitación o del lugar de dormir sería propicio.
– tolerar el aburrimiento: y sí, va a pasar. Contrarrestarlo depende de nosotrxs, no necesariamente de un celular o de una serie (¿cuánto se habló estos días de la posibilidad de que colapse internet? Pareciera que es el final si llegara a pasar). Ponderar qué cosas podemos hacer en estos tiempos de aislamiento que habitualmente con nuestra rutina no solemos hacer. Eso sí, disponerse a hacerlo es en momentos propicios (con poca ansiedad y sin distractores como la televisión o el celular). Empezar de a poco: si la idea es leer un libro, por ejemplo, y no tenemos el ejercicio de la lectura, empezar por pocas hojas.
Estas son solo algunas recomendaciones tratando de hacer lo más llevadera posible esta situación.
*Psicólogo UBA. Gabrielromanelli88@gmail.com